6/11/2005

Choque por una mujer

Carlos Alberto Patiño

Era la pubertad, profunda, escalofriante, salvaje.
El reinado de la hormona no justificaba los hechos, pero explicaba todo. Esa especie de locura, esa cauda de impulsos, esos cambios de humor.
Estaba sumido en un caos, al que trataba de disimular infructuosamente.
No hacía mucho que esos seres, antes ajenos, comenzaron a parecerle simpáticos, aunque misteriosos... En realidad, las chicas le parecían francamente atractivas.
Pero la maldita timidez lo inmovilizaba, y entonces se volvió todo ojos. Agotaba sus esfuerzos en mirarlas, pero nunca se decidía a actuar.
Culpaba a sus padres por haberlo enviado a una escuela de puros hombres. Cuan feliz hubiera sido en un colegio mixto.
No podía salir a la calle sin que se le alterara el ritmo cardíaco. Y más, si tenemos en cuenta que apenas Mary Quant había impuesto la minifalda entre las jóvenes y otras no tanto.
¡Qué desfile de piernas, qué muslos maravillosos!
Una tarde salió de su casa, rumbo a un lejano café. Caminó hasta el cruce de Viaducto con División del Norte para abordar un camión en Insurgentes.
Se aproximaba ya el transporte. Calculó que se detendría a unos metros y caminó hacia el vehículo.
De pronto, por la acera, advirtió a una chiquilla secundariana. Destacaba por su falda rosa, seguramente arremangada en la cintura para acortar la longitud (eso hacían todas las estudiantes, pues los reglamentos obligaban a llevar la falda hasta la rodilla).
El la vio, la siguió con la mirada y... Se impactó con el frente del camión.
No hubo consecuencias, pues, por suerte, el armatoste ya se había detenido. Pero las carcajadas del chofer aún resuenan en sus oídos. Y eso que han pasado más de 35 años.

2 comentarios:

La merde dijo...

Que chimba de post. Saludos desde Colombia.

-- La Merde --
http://lapetitemerde.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Me imagino,de quien estás hablando
pero,eso más bien le sucedería a
alguien,al que se le ponía,tenso
el... "cuello"!,ó nooo?