2/14/2005

El Abuelo

Jessica Zermeño

Era una tarde de viernes. de visita en casa de los abuelos. mis hermanas y yo solíamos llevar toda clase de juguetes para divertirnos jugando en la casita de madera, propiedad de todos los nietos.
La tarde transcurría y llegaba la hora de volver a casa. a mi abuelita le gustaba mucho que estuviéramos con ella, así que la tarea de convencimiento para que mi papá nos dejara a dormir comenzaba.
-Andale, mi hijito, déjame a las niñas, vienes por ellas el domingo, decía mi abuelita Raquelito.
Mi papá aceptaba tras nuestra promesa de portarnos bien y cómo no hacerlo, si don Epi , mi abuelo, sí que imponía respeto.
Un hombre muy alto, fuerte, de carácter menos tierno que el de la abuela; siempre serio. a veces preocupado.
Por las noches solíamos hacer muchas travesuras en la recamara. La tentación de ver dos camas individuales era irresistible. Brincábamos de un lado a otro, siempre en silencio. Alguna de nosotras se quedaba en la puerta para vigilar que don Epi no llegara.
Hace poco estuve de regreso. Han pasado mas de 15 años desde aquellos días. Don Epi ya no me aterroriza, aunque sigue siendo el mismo tipo alto y fuerte que promete darme un par de nalgadas si me porto mal.

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