7/23/2005

Estorbos urbanos

Carlos Alberto Patiño

Por estorbosos, por eso los quitaron. Bueno, ese fue uno de los argumentos. Otro era su lentitud, y otro más las constantes averías que sufrían.
Los tranvías se extinguieron como los dinosaurios, aunque la gente los prefería por económicos, sobre todo los ancianos. Así se les decía, nada de adultos en plenitud u otros eufemismos, y nadie se ofendía. A los ciegos los llamábamos así, y tampoco se molestaban. Ellos mismos usaban la denominación. Nadie en su sano juicio habría pedido “una limosna para este pobre débil visual”.
Está bien, basta de desvíos, hablábamos de los tranvías.
“Ocho cincuenta cada martes, y a viajar por todas partes”, rezaba el promocional radiofónico de los abonos de pasaje. El boleto individual en los años 60 costaba 35 centavos.
Tuvieron una larga historia que abarca desde el siglo XIX, hasta la década de los ochenta del XX, con los últimos ejemplares transitando hacia Xochimilco.
De los de tracción animal ya hicimos referencia en estas crónicas: “No arrojen piedras” . De los eléctricos también se hizo mención en “Nudo urbano” y, colateralmente en “Rumbos recurrentes”.
Había dicho que si alguien que no los conoció quiere darse una idea de cómo eran estos armatostes, puede ver el frente de uno en el antro (mi antro) que está en Sonora con Insurgentes. Hay otro en Félix Parra con Río Mixcoac, y uno más en Patriotismo y Viaducto.
Por insurgentes dejaron de circular en 1971, por estorbosos, dijeron las autoridades. En compensación se rehabilitó uno de los primeros tranvías eléctricos, que con el número cero hacía recorridos turísticos de Alvaro Obregón a la ahora desaparecida glorieta de Chilpancingo. En 1979 fue jubilado.
El Metro tuvo su parte de culpa en la desaparición de los tranvías. Muy directamente con el que iba del Zócalo a Tlalpan y Xochimilco. Los carriles que usaba el tranvía fueron la base de la Línea Dos que concluye en Taxqueña. De ahí, las viejas vías se utilizaron para un híbrido entre Metro y tranvía: el Tren Ligero.
Así pues, la modernidad acabó con ese medio de transporte que estorbaba, pero no contaminaba.
Estorbaban, sí, sobre todo el que corría por los carriles centrales de Insurgentes, casualmente, por los mismos que ahora ocupa el Metrobús.

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