11/22/2004

La Mili

Carlos Alberto Patiño

La Mili se sabe defender. Ya lo demostró. Todas sus habilidades de resistencia impidieron que una partida de camajanes (Peje dixit) se la llevaran.
La Mili es una camioneta de modelo reciente, y hay que decirlo, muy consentida por su dueño, mi viejo amigo, Roger, el caminante, a quien ya hemos paseado por este espacio.
La aventura no fue agradable, pero terminó con bien. Roger tiene una perra, la Dana. Cada fin de semana la llevaba a pasear a la Cima, en los límites del Distrito Federal, rumbo a Cuernavaca.
Esta vez los acompañaba Lupita, la esposa de mi amigo. El sitio es ideal para satisfacer los ímpetus ambulatorios de Roger y los bríos de la Dana.
Habían terminado su paseo, cuando de entre la maleza les salió un grupo de tipos embozados y provistos de escopetas. La Dana es valiente y empezó a gruñir. Con prudencia, Roger la tranquilizó.
Los despojaron de dinero, celulares, relojes, y los obligaron a subir a la Mili para internarse por brechas que conducen a quién sabe donde.
En un lugar aislado se detuvieron, y, para asegurarse de que mis amigos no huirían, quitaron la batería a la Mili.
Se llevaron el estéreo y los dejaron ahí, quizá para ir a buscar herramientas con que terminar de desvalijar el transporte.
Se hizo de noche y la pareja con la perra padecía de frío y miedo. Con las primeras luces se decidieron a salir, y a campo traviesa, lograron llegar a la carretera.
Volvió mi amigo con la policía por la noche, después de levantar la denuncia correspondiente, pero lo intrincado del camino y la oscuridad impidieron localizar ala Mili.
Al tercer día de los hechos, volvió el comando a la búsqueda.
Y sí, en una vereda oculta por los árboles, estaba la Mili. Aparentemente intacta.
A su alrededor había huellas de un camión con el que habían querido arrastrarla. Se veían señales de intentos de forzar las cerraduras, pero ni el cofre, ni las puertas, ni la cajuela cedieron. La Mili resistió como las buenas.
Le quedó una chapa fracturada como marca de guerra, pero venció.
Aun al operador de la grúa que acudió al rescate le costó trabajo trasladarla.
No, si su camionetita no se deja de cualquiera, ayúdeme a convencerla, comentó.

16/11/04

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