11/25/2004

No el primero, sino el más reciente

Carlos Alberto Patiño

También se cayó. Y se golpeó la cabeza. O buscó que se la golpearan. El resultado fue el mismo. Se acordó de la miss... Y de la chica de las trenzas, y de las que siguieron. Pero ya no estaba en la primaria. De hecho, ya no estaba en las escuelas. Pero en ese viaje por las zonas de la noche las recuperó a todas. A las que sí y las que no, y a las que quién sabe.
Y podía decir que se quedó con la última, o como dicen los que temen a los términos absolutos, con la más reciente... Y vaya que lo era..
Reciente para ella, y tan última que daba miedo.
Esta vez no despertó con los dulces susurros de la miss, sino con el duro débito de la realidad.
Y ni así. Con las críticas y los desencuentros. Con las historias añejas y la falta de futuro,. regresó a la conciencia porque era necesario. Porque, ella, la de ahora, lo iba a necesitar. Porque para la última, para la más reciente, se aproximaban las horas del crepúsculo. Y aunque ella misma nunca fue capaz de discernir de dónde le tenía que llegar la luz, sabía que se la brindaban sin condiciones.
Su misma luz y sus mismos sueños.
Regresó pues, para cumplirle. Para demostrarle que ella, como la miss, podía ser inaccesible, pero insustituible.
Por eso recuperó la conciencia e hizo el esfuerzo para estar ahí, justo en el lugar, donde ella, al regresar de su viaje por las tinieblas, encuentre todo el apoyo que le haga falta... Cualquiera que éste sea.
Ahora y para siempre..

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