1/25/2005

Brotó una alberca

Carlos Alberto Patiño

En la parte de atrás de la casa. Bueno no exactamente, pues hay que tomar en cuenta una manzana de casas y una avenida de por medio. Ahí brotó una alberca.
El terreno era un gran campo donde había canchas de futbol, básquetbol, voleibol y una para un deporte que sólo ahí he visto practicar.
Era un juego llamado pelota mixteca, que deriva del juego de pelota prehispánico. Cuatro jugadores, ya no recuerdo bien, provistos con coderas, rodilleras y espinilleras de cuero golpeaban una bola de hule o de cuero, un poco mayor que una pelota de softbol. La idea era enviarla al lado de la cancha enemiga, como en el tenis. No, no había el aro de piedra que relatan las crónicas ni culminaba el encuentro con un sacrificio humano. Si acaso una mentada y luego a buscar un lugar para una buena ronda de cervezas.
Yo acudía a esos terrenos a volar papalotes.
Un día amaneció cerrado el deportivo. Solo se veía el ingreso de camiones, maquinaria y obreros. Desde una ventana de mi casa alcanzaba a ver como excavaban y excavaban. Ni idea tenía yo, entonces púber, de lo que ahí se construía.
La obra llegó a la fase del techo, se podía observar una serie de tambos que colgaban de las varillas de lo que sería el techo. Años después supe que esos botes estaban llenos de concreto y que era una innovación de la ingeniería mexicana para lograr la curvatura que el diseño del techo requería.
Luego, gran inauguración con asistencia del Presidente y toda la parafernalia.
Era la Alberca Olímpica Francisco Márquez. Ahí, México consiguió tres medallas olímpicas, dos en natación y luego en clavados.
También yo gané una medalla en esa alberca. Fue mucho después de la olimpiada de 1968. Pero eso ya es otra historia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pues recordemos también,esa alberca
cuando,despues de comer un consomé
de pollo hirviendo;ibamos a pedir,
autógrafos,recuerdas?