1/25/2005

Mis cafecitos

Carlos Alberto Patiño

Vago y aficionado al café, como soy, a lo largo de los años he coleccionado una serie de cafecitos donde ejerzo la lectura o la buena charla. Les contaré de tres de ellos.
El primero es, sin duda, Café y Enanos de Tapanco, en la colonia Roma. Además de servir un muy buen exprés, el lugar se ufana de su café Tapanco, un capuchino aderezado con cocoa. Los bebedores de otros líquidos pueden encontrar una buena taza de chocolate preparado en batidor.
La carta incluye vinos chilenos y, lamentablemente, de California Los primeros cazan muy bien con la focaccia de jamón serrano. Los Enanos, como lo conocemos los amigos, también es galería. Los viernes hay grupos musicales. En fin de semana presentan obras de teatro, el domingo hay noche de tango. Y todos los martes a las 9 de la noche, desde hace 10 años, hay sesiones de cuenta cuentos. Vale la pena darse una vuelta por ahí. Está en la esquina de Orizaba y Querétaro.
Si caminamos por Orizaba hacia el norte, frente a la Plaza Luis Cabrera, está Non solo panini. La especialidad son los emparedados italianos. Yo recomiendo el de jamón serrano y el de salmón. Aquí también hay vinos chilenos aceptables y un italiano espumoso, el Lambrusco. Se pasa uno muy buenos ratos en las mesas exteriores con vista a la fuente.
Salgamos de la Roma, ahora vamos a la colonia Juárez. En Nápoles y Liverpool está el Gabys, un café de tradición. Aquí, además de tomar café, vale la pena observar la colección de cafeteras antiguas que adornan el lugar. También hay que mirar las caricaturas que moneros asiduos han dejado en las paredes.
Se me quedan muchos en el tintero, como un par más de la Roma, alguno en la Condesa y otro en Coyoacán. Ya les contaré.

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