1/24/2005

Hembras ventajosas

Jessica Zermeño


Siete de la noche en la gran ciudad. Hora pico al fin y al cabo. Nadie se escapa. Mucho menos los que regresan a casa. Cansados, antipáticos y vulnerables ante el caos.
Y ahí esperan las madres con sus hijos. Diablillos desquiciantes, mugrosos, cómo más luego de todo un día fuera de casa.
Nadie se pasa de la raya. Aunque la fuerza humana a algunos llega a mover. Es la estación de algún metro, el que sea, todos se ponen igual. Nadie escapa a éste mal, aunque la emoción se viva por separado.
Se pone interesante cuando, aunque sin discriminar, uno a uno son seleccionados. Al frente mujeres, hombres hacia atrás. ¡Vaya peligro que resulta viajar!
Ellas, aunque parecen frágiles e indefensas, cansadas de un largo día, se transforman cuando a lo lejos los túneles dejan ver la luz del vagón que se acerca.
Unos pasos hacia el frente. Poco a poco, de forma cuidadosa. El tren pasa ligeramente cerca de las mujeres, quienes sin medir el peligro se acercan. Sus cuerpos se pegan. Nadie queda exento del apretón.
Por la inercia y gracias a la fuerza de la masa humana se entra al vagón.
Ellas pelean con uñas y dientes. Se empujan y lanzan sus bolsas y niños por delante para apartar un asiento. Las caras y malas palabras se valen para intimidar a cualquier fémina que intenta acechar el mismo lugar.
Se aplica la tolerancia cero. No importa la edad cuando se lucha por un lugar. Las viejitas van paradas, las almas buenas suelen ir dormidas para evitar el remordimiento. Las señoras con bultos prefieren quedar cerca de la puerta y hasta aquélla que aparentemente es soberbia, pierde el estilo para empujar y caminar entre las otras que están dispuestas a no dejarle lugar.
Y así van los primeros vagones del metro, llenos de hembras ventajosas. Dispuestas a todo por un lugar. ¡Pobre de aquel hombre que llega a entra! ¡Creería ir en el paraíso¡ Pues se equivocó, muchas indignadas por su presencia, no resistirán volcar su enojo y pedir auxilio ante la presencia de un hombre. Y en el peor de los casos, dejaran ver que no son indefensas ni vulnerables cuando están juntas. Ellas mismas, a punta de bolsazos y jalones de greña le darán su lección: “de 6 a 10 sólo mujeres y niños en ese vagón...”



1 comentario:

Carlos dijo...

Este es de las primeras, pero andaba perdida...