1/24/2005

¡A la mañanera!

Jessica Zermeño

Un reportero sabe, desde el principio, que este oficio no tiene horarios. Es común empezar temprano, salvo sus excepciones donde el temprano se convierte en “mucho antes que los demás compañeros”. Al menos, de los del mismo periódico. Porque habrá cerca de 40 que se debaten entre quedarse en la calientita cama y llegar a las “mañaneras” de Andrés Manuel López Obrador. Cariñosamente “El Peje”.
El despertador, como máximo, puede sonar a las 5:30. Para los que viven cerca. Por el tráfico, pues ni preocuparse. A esa hora las calles, de verdad parecen las de la Ciudad de la Esperanza, porque que ilusión que uno pudiera llegar en cinco minutos a cualquier punto.
El la plancha del Zócalo Capitalino ondea la Bandera de México con el frío del alba.
A la entrada del Gobierno capitalino, siempre hay madrugadores que, como últimamente, apoyan al tabasqueño u otros que le reclaman injusticias en sus colonias.
A las seis de la mañana el salón Francisco Zarco, ubicado en el Palacio del Viejo Ayuntamiento, comienza a recibir a los noctámbulos reporteros y camarógrafos.
El fondo blanco, con letras de unicel, que dejan leer: “Gobierno del Distrito Federal; México. La ciudad de la Esperanza”, son el eterno fondo de las fotos desde hace cuatro años. Veinte sillas, cuatro micrófonos, tres bocinas, una cabinita de audio, una salita donde preparar un rico cafecito para despertar y un librero al fondo son parte de las cuatro paredes que han visto debates, buenas acciones, preguntas incómodas, desplantes y el dedito que niega de López Obrador.
Eso sí, “Nico” hace que de forma puntal el funcionario siempre entre cerca de las 6:25 a la sala de prensa. El singular acento del jefe de Gobierno hace que las cuadrillas de reporteros despierten, tomen sus lugares y alisten sus libretas, cámaras y grabadoras. “El Peje” da los buenos días y pasa a un cuarto continúo de la sala del café. A las 6:30 sale y comienza la famosa “mañanera”. La batalla por ganar la primer pregunta comienza. Él decidirá cuál es la que quiere escuchar y responder. Mientras el gremio de otras fuentes aún está en el quinto sueño.

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